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La Cofradía dispuso, como en años anteriores de los amplios espacios de las Atarazanas, donde se fueron organizando los tramos. Las históricas naves que durante cinco siglos no han dejado de prestar servicio a los intereses de la Ciudad, siguen prestando, en este caso a nuestra Hermandad, un servicio impagable, que contribuye a dar esplendor a nuestra Semana Santa.
Como e años anteriores, los enfermos e impedidos acogidos en el cercano Hospital de la Caridad, pudieron ver en un lugar privilegiado, desde la placita de la Capilla del Rosario, la salida de nuestros Pasos, y escuchar las Saetas de El Sacri.