a mediados del siglo XVIII
Agradecimientos a Don Francisco Amores Martínez por permitir publicar tan importante documento histórico
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Cuando todavía está fresco en nuestra memoria el recuerdo de los brillantes actos y cultos con los que la Hermandad de la Santa Cruz y Nuestra Señora del Rosario y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de las Aguas, Nuestra Madre y Señora del Mayor Dolor y María Santísima de Guadalupe ha conmemorado el CCL aniversario de su fundación y primera salida en Estación de Penitencia, nos proponemos contribuir a dicha efeméride presentando un conjunto de documentos que aportan numerosas noticias de gran interés a cerca de las circunstancias que rodearon esos primeros años de su historia, el día de su salida, los pasos con los que la efectuaron y las personas que la hicieron posible. Todo ello ayudará a corregir y aclarar algunos datos erróneos que se han venido repitiendo en la historiografía cofrade desde el siglo XIX, al mismo tiempo que disponemos, a partir de la mencionada documentación, de un precioso fresco social de la Triana de la época, y especialmente de los usos y costumbres que en el arrabal y en Sevilla observaban las cofradías en relación con el mundo de los capataces y costaleros, quizá la parte menos conocida de las cofradías sevillanas.
Como bien escribió Bermejo, la Hermandad del Santísimo Cristo de las Aguas y la Virgen del Mayor Dolor fue erigida en el Convento de dominicos de San Jacinto el año 1750, si bien no efectuó su primera estación de penitencia hasta el año siguiente. Efectivamente, el 22 de Marzo de 1751 el Mayordomo de la Cofradía, Francisco Duque, se dirigió en nombre de ella al Provisor del Arzobispado a fin de solicitar la oportuna licencia para efectuar la estación el Jueves Santo de ese año a las 2 de la tarde, para no coincidir con la Hermandad de la Estrella que lo hacía el mismo día a las 3. En un auto posterior, el Provisor ordenó que se reconociera la Regla de la nueva corporación, de cuya existencia no tenía constancia, así como si sus pasos e imágenes eran adecuados para la salida penitencial a la Iglesia de Santa Ana. El 26 de Marzo, los licenciados José de Montalvo y Luis Millán procedieron a efectuar el citado reconocimiento en la Iglesia del Convento de San Jacinto, certificando que las Reglas estaban aprobadas por el Tribunal Eclesiástico y los pasos e imágenes suficientemente decentes. En consecuencia, tres días después, el provisor Pedro Manuel de Céspedes otorgó la licencia para que la Hermandad realizara su estación como solicitaba el Jueves Santo y emplazó a los hermanos de las Aguas a acudir el Martes Santo a la capilla de la Encarnación de la Catedral hispalense, donde se le señalaría la hora de salida, como era costumbre hacer con el resto de corporaciones penitenciales de la ciudad.
Diez años después, en junio de 1761, se inició un pleito entre la Hermandad y el capataz Clemente García, cuyo expediente de sesenta y siete folios hemos podido localizar, y en el que se contienen numerosos datos de gran interés sobre la Hermandad, sus hermanos y pasos, capataces y costaleros, y noticias indirectas de otras corporaciones del arrabal trianero, que vamos a ir analizando a continuación. La existencia de este expediente era conocida ya desde 1954 estando la Hermandad en la Iglesia de Santiago, cuando fue publicada una breve reseña de su contenido en el periódico vespertino Sevilla, en una sección titulada Las Cofradías sevillanas, firmada por L. El periodista tuvo conocimiento del citado documento gracias a la información que le facilitó Ramón Gil, hijo de otro caballero del mismo nombre que fue uno de los reorganizadores de la Hermandad a finales del siglo XIX, quien le comunicó que el expediente se hallaba archivado en el Palacio Arzobispal, y del cual no le daba más datos por temor a que se extraviasen los papeles. Esta breve información, que presenta el error, sin duda debido a la superficialidad con que se examinaron los documentos, de añadir un inventado segundo apellido al capataz, que no figura en ninguno de los folios del mencionado expediente, fue recogido posteriormente por Juan Carrero en sus Anales. La realidad es que el 10 de Junio de 1761 Clemente García que se titula capataz de pasos, dirigió una instancia al Provisor del Arzobispado explicando cómo ese año había sido » encargado para la disposición y conducción de los pasos de que se compone la nueva cofradía del Stmo. Cristo de las Aguas y Madre de Dios del Mayor Dolor, sita en el Convento de Sr Sn Jacinto del orden de N. P. Sto. Domingo, de donde salió el presente año, y siendo con un estilo que según los hombres que se necesiten para llevarlos, así se les satisfaga su trabajo, al gasto de diez rs vn cada uno, como se practica en todas las Cofradías que salen desta Ciudad, no puede el suplicante, por más ynstancias que ha hecho, conseguir de los Diputados y Cofrades de dcha Hermandad, pague el dinero que tiene suplicado como es notorio, trayéndolo entretenido hasta ahora, que a sus ynstancias se juntaron a Cavildo, acordaron se le diessen veinte y quatro pessos, deviendo ser treinta como V. S. puede mandar tome informe de los demás Capataces de esta ciudad que se ha observado y observa en estos cassos». El capataz aduce que lo justo sería que se le pagasen 450 reales, en vez de los 300 que ofrecía la Hermandad, lo que correspondía por haber tenido que recurrir a cuarenta y cinco costaleros, que fue necesario llamar debido a que los nuevos pasos que había estrenado la Hermandad ese año eran mayores y de más peso que los que había llevado en años anteriores. El 14 de octubre aún no se habçia efectuado el pago, a pesar de que el 26 de Junio el Teniente de Alguacil había requerido al mayordomo de la Hermandad, Juan de Mata, para que lo hiciese efectivo, declarando el demandante que necesitaba urgentemente ese dinero porque era pobre y se le estaba causando un grave perjuicio.
La respuesta de la Hermandad no se hizo esperar, pues en un memorial de 19 de Noviembre, su representante el procurador Ignacio Sañudo de Medina declaró que al acordar con el capataz en la estación de penitencia no se trató por las partes el tema del precio, y que aunque la costumbre de las Cofradías del barrio era pagar 20 reales por costalero, la Hermandad le ofreció 30, y el capataz no los quiso aceptar. Desmentía don Ignacio que los pasos que se sacaron prestados en 1751 fueran de menos peso que los actuales, y concluía recordando al demandante que ese año se contentó con un salario de 21 pesos por cabeza, «por cuyo motivo es una conocida novedad infundada el querer que ahora se le den 30». Como las partes no lograban llegar a un acuerdo, se nombraron procuradores en los tribunales del Arzobispado y se comenzó a tomar declaración a una serie de testigos a finales del mes de Diciembre y a lo largo de Enero de 1762. Conservamos los testimonios, por otra parte poco divergentes según la parte que los presentaba, de varias personas vecinas de Triana dedicadas a distintos oficios, como los casos de Juan de Soto que era aguador, Pedro Meléndez, dedicado al ejercicio del costal en el muelle, el marinero Antonio de Berguillos, el sastre José Calleja, o el maestro de primeras letras Manuel Vélez Bracho, quien declaró ser hermano de la Cofradía de las Aguas. De todos los testimonios los más importantes por su originalidad, extensión e implicación fueron los del costalero Diego Santiago, que acudió por la parte del capataz y el del maestro ensamblador Andrés de Carmona, que lo hizo llamado por la Hermandad.
Tanto Diego Santiago como Andrés de Carmona coincidieron en afirmar que el año 1751, primero en que la Hermandad de las Aguas hizo estación a la Parroquia de Santa Ana, lo hizo con dos pasos prestados por otras corporaciones del barrio: el Señor iba sobre las andas del Cristo de la Expiración, titular de la Cofradía establecida en la capilla del Patrocinio, y la Virgen del Mayor Dolor en el paso de la Virgen de la Esperanza, que fue cedido por la Hermandad de las Tres Caídas, establecida entonces en la citada Real Parroquia trianera. Con estos mismos pasos debió salir la Cofradía en los años siguientes, si bien no sabemos si en realidad hizo estación todos los años de esa década, como bien afirma Bermejo. Por su parte, el costalero, que contaba cuarenta y un años de edad, basó su declaración de apoyo al capataz en que él mismo había llevado tanto esos pasos prestados como los nuevos que estrenó la Hermandad en 1761, confirmando el mayor tamaño y peso de los nuevos. Dijo ser igualmente costalero de la Cofradía de Nuestra Señora de la O, lo que le sirvió para hacer comparaciones entre todos estos pasos, su tamaño y el número de costaleros que llevaba cada uno, declarando en este sentido que los pasos de la O eran más pequeños y de poco peso, y llevaban 30 costaleros, lo mismo que los de las Cofradías de la Expiración y las Tres Caídas. En cuanto al salario de los mozos que los llevaban, dijo que a los de la O se le pagaron seis reales por cabeza, mientras que cuando sacó los prestados a las Aguas en 1751 se le dieron a cada uno diez reales y medio. Sin embargo, en cuanto a los nuevos pasos estrenados en 1761 y que llevó como capataz Clemente García, afirma que eran mayores y de bastante más peso, necesitando de cuarenta y cinco costaleros, tanto para la estación penitencial como para el traslado al almacén que la Hermandad tenía en la calle de Santa Catalina, cerca de la Iglesia de Santa Ana. Ofrece además otros datos interesantes que nos ilustran sobre la relación que había en estos años entre las Cofradías y sus capataces y costaleros. En este sentido, explica que era costumbre que la Hermandad buscase cada año un capataz, al que pagaba el salario total que le correspondía a él y el de los mozos, y luego éste buscaba a los costaleros y al capataz que debía guiar el segundo de los pasos y distribuía entre todos ellos el salario obtenido. Se refiere también a los agasajos o gratificaciones añadidas que pagaban las hermandades, que consistían tanto en dinero como en los «tres refrescos de vino» que los costaleros tomaban durante el desarrollo de la estación de Semana Santa. Aportan estos documentos por tanto unas referencias de mucho interés, tanto por el conocimiento que nos ofrecen de esas costumbres de hace doscientos cincuenta años, como de los nombres de capataces y costaleros que por primera vez se mencionan explícitamente, toda vez que estos protagonistas de la Semana Santa sevillana, hasta bien entrado el siglo XIX, habían permanecido siempre en el anonimato, y las pocas noticias que se tenían hablaban en su mayoría de personas de origen foráneo, como integrantes de ese gremio.
El testimonio de Andrés de Carmona resulta de gran interés puesto que afirma que fue el mismo quien había realizado como maestro ensamblador y tallista que era, los dos pasos que la Hermandad de las Aguas había estrenado el Jueves Santo de 1761 desconocemos cual sería el aspecto de ambos pasos, pero se pueden deducir que el del Santísimo Cristo era de un tamaño considerable, realizada en madera tallada y dorada mientras que para hacer el de la virgen del Mayor Dolor se tomaron las medias del de la Esperanza, de la Cofradía de las Tres Caídas según había declarado Ignacio Sañudo, y llevaba un palio bordado sobre cuatro varales de madera. Ello se deduce de la comparación que el maestro hace de ambos pasos, cuando afirma que el de la virgen de la Esperanza pesaba más porque sus cuatro varales eran de hierro y además tenía las caídas del palio forradas de plata. En cuanto al autor de estos primeros pasos de la Hermandad, Andrés de Carmona es un artista poco conocido, que trabajó fundamentalmente en Triana en la segunda mitad del siglo XVIII. Figuraba en la nómina de maestros arquitectos y tallistas que trabajaban en Sevilla en 1762, lista que fue realizada por los también escultores Cayetano de Acosta y Julián Jiménez por encargo del asistente de la ciudad, con el fin de incluirlos en el impuesto de la única contribución. La única obra que conocemos de su mano es el retablo que en 1783 realizó para la Hermandad de las santas Justa y Rufina, con sede en la iglesia de Santa Ana y que aún hoy se conserva in situ. Contemplando este retablo que Carmona se encargó de recomponer y ampliar con un segundo cuerpo, podemos hacernos una idea del estilo que debía mostrar el paso del Cristo de las Aguas, que no era otro que el del momento final del barroco sevillano tallado con motivos vegetales, veneras, guirnaldas y volutas en espiral, todo ello aderezado con un buen número de ángeles en diversas posturas y cartelas de profunda talla con escena de la Pasión. Con estos pasos hizo estación la Hermandad en los años 1761, 1766, 1768, 1777 y 1778, año en que dejó de salir en esta primera etapa, comenzando así un largo periodo de decadencia, desconociéndose por el momento el destino que tuvieron posteriormente estas andas. En lo referente al trabajo y al salario de los costaleros, el artista no se pronunciaba ya que afirmaba no ser entendido en la materia si bien aportó el dato, que conocía de oídas que se acostumbraba en Triana a dar a los capataces 20 pesos por su trabajo específico de conducir los pasos.
Una vez que hubo concluido la declaración de los testigos el siete de mayo se procedió a visitar y reconocer los pasos que se hallaban en el almacén así como los del Cristo de la Expiración y la Virgen de la Esperanza, por parte de una comisión formada por Rodrigo Gutiérrez, maestro aserrador vecino de la collación de la Magdalena que también actuaba de costalero en Semana Santa, el citado Andrés de Carmona y el notario Luis de Robles Losada. Concluyeron que el paso del Cristo de las Aguas necesitaba entre 24 y 26 costaleros y el de la Virgen del Mayor Dolor 13, mientras que el paso del Cachorro pesaba casi la mitad que el de las Aguas, estimándose en fin que por llevar los nuevos pasos no se podría cobrar menos de 500 pesos. Fue así como, a la vista de todas las diligencias practicadas durante un año, el 9 de Julio de 1762 el Provisor y Vicario General del Arzobispado José de Aguilar y Cueto, dio la razón a Clemente García y condenó a la Hermandad a abonarle los 150 reales que le debía, junto a otros 50 y el pago añadido de las costas judiciales.
Finalizaremos haciendo algunas consideraciones finales que se desprenden de todo lo expuesto. En primer lugar que desde el principio la Hermandad de las Aguas realizó su estación de penitencia con dos pasos, el primero en el que figuraba la imagen del Cristo de las Aguas, que databa del siglo XVII y era de papelón, y en el segundo en el que procesionaba bajo palio la Virgen del Mayor Dolor imagen como sabemos atribuida a José Montes de Oca. Por tanto, la introducción del paso único de misterio fue una novedad cuando se llevó a cabo la reorganización de la corporación en la Capilla del Rosario en 1891, y cuando en 1969 salió por primera vez bajo palio la Virgen de Guadalupe, en realidad no se hizo más que recuperar una antigua tradición. En segundo lugar, de las expresivas palabras de los participantes en el litigio se desprende la solidaridad que tradicionalmente ha existido entre todas las Hermandades de Triana, actitud que como vemos procede de hace cientos de años, y afortunadamente se mantiene en nuestros días. Finalmente, hay que decir que la documentación que hemos analizado se desprende también los nombres de algunos de los hombres que fundaron la Hermandad y formaron parte de su primera Junta de Gobierno, que no fueron otros que José del Barco como Hermano Mayor , Juan Clavijo como Alcalde Primero, y Francisco Duque y Juan de Mata como Mayordomos. De esta forma contribuimos a esclarecer las circunstancias de la fundación y primeros años de existencia de esta señera corporación del Lunes Santo, en este trabajo que el azar ha hecho coincidir con la efemérides de su CCL aniversario.
Apéndice Documental I
Sevilla, marzo de 1751
Autos en los que se solicita y se otorga licencia a la Hermandad del Stmo. Cristo de las Aguas y Madre de Dios del Mayor Dolor para hacer estación a la iglesia de Santa Ana.
«En Sevilla a veinte y dos de marzo de mil setecientos y sinquenta y un años. Ante el Sr. Provisor. Joseph Ascarza en nombre de Francisco Duque mayordomo de la cofradía del santo Xto. de las Aguas y Madre de Dios del Mayor Dolor sito en el combento del Sr Sn Jasinto en Triana extramuros de esta ciudad. Paresco ante V. S. y digo que dicha cofradía tiene determinado aser su estazión el Juebes Sto. por la tarde y mediante que dcho día ase su estazión por la tarde la cofradía del sto. Xto. de las Penas y Madre de Dios de la Estrella sita en el combento de la Victoria de dcha Triana, la qual tiene por hora a las tres de dcho día, y para que la cofradía de mi parte, que nunca a salido por haver poco tiempo que se fundó, se le señale ora. Suplico a V.S. se sirva de señalarle a dcha Cofradía de mi parte haga su estazión a las dos de la tarde dcho día Juebes Santo. Joseph Ascarza (rúbrica)».
«En la ciudad de Sevilla a veinte y seis de marzo de mil setezientos y sinquenta y un años, en cumplimiento de lo mandado por el Sr Provisor y Vicario General de esta dcha ciudad y su Arzpd1 en su auto proveído de la petición desta otra parte. El Lzdo. Luis Millán de Mendoza Presv1 fiscal Gral. Este dcho Arzpd1 acompañado de mí pasó a la iglesia del Convento del Sr dan Jacinto de Triana para efecto de reconocer la regla de la Cofradía del Santo Cristo de las Aguas y nuestra señora del Mayor Dolor sita en él, las dchas Imágenes y Pasos con que pretenden hacer su estación esta Semana Santa en el Jueves Santo y habiendo reconocido la dicha regla se halló estar aprovada por este tribunal por escritura que dio en su visita el dcho fiscal Gral. Y los dchos Pasos e Imágenes desentes para la dcha estación. Y para que conste lo pongo por Dilix, la que firmó dcho fiscal. Doy fe. Lzdo. Millán. Joseph de Montalvo (rúbricas)”.
“En la ciudad de Sevilla a veinte y nueve de marzo de mil Setecientos y sinquenta y un años el Sr Dr Dn Pedro Manuel de Céspedes Dignidad Tesorero y Canónigo de la Santa Iglesia Patriarchal desta dcha ciudad, Provisor y Vicario Gral. En ella y su Arzº haviendo visto la dilix antecedente practicada por el fiscal Gral. de dcho Arz1 y que por ella consta que la cofradía del Sto. Christo de las Aguas y ntra Sra del mayor Dolor sita en la iglesia del Convento de Sn Jazinto, está escrita su regla y aprovada por este tribunal y los Pasos e imágenes desentes para hazer la estación que solicitan la Semana Santa próxima venidera en el Jueves de ella, dixo darla y dio Licencia para que dcho día puedan hazer la dcha estación acudiendo el Martes Santo a la capilla de ntra. Sª de la encarnación sita en dcha Sta Iglesia donde se se dan y señalan las horas a las demças Cofradías, a sacar la que se le señale, y no en otra forma y así lo proclamo y firmo. Pedro Manuel de Céspedes. Joseph de Montalvo”.
Apéndice Documental II
Sevilla, 22 de diciembre de 1761
Declaración del testigo Diego Santiago, vecino de Triana, de ejercicio del costal, en el procedimiento instado por Clemente García contra la Hermandad de las Aguas.
Ante el procurador Francisco de Montemayor y el notario Jerónimo de Aguilar.
“A las generales de la ley que le fueron preguntadas dixo que aunque es compadre de la parte que lo presenta no por eso faltaría a la verdad ni Religión el juramento en el que supiere y fuere preguntado, y que es de edad de quarenta y un años, y responde.
A la segunda pregunta dixo save que los pasos que tiene la Cofradía de Ntra Sra de la O de dcha triana están dentro de la misma Iglesia en donde se arman por la Hermandad y los mosos que los sacan a la estación de allí los toman y dejan cuando se acava la estazión, y le conta consta al testigo que con treinta hombres se manejan por ser pequeños, y de poco peso, y siempre se ha pagado la estazión de veynte a treynta y quatro pesos, porque han de salir según estilo a seis rs cada moso, después la regalía o refresco que se da, lo que save por haverlos llevado muchos años, y ser práctica y estilo que den lo referido, y responde
A la tercera pregunta dixo save que no teniendo pasos la Hermandad del Xto. De las Aguas le pidió para salir el año de sinquenta(sic) un paso prestado a la Hermandad del Patrocinio, y otro a la Hermandad de las Tres Caídas, que es de la gente del Río, y son como los de la Cofradía de la O, y manejan con los mismos teinta mosos y ha savido pagaron a razón de diez rs y medio cada moso de los dchos treinta que se ocuparon, lo que save por haver llevado los referidos pasos el testigo, y responde
A la quarta pregunta dixo save como la dcha Hermandad del Stmo. Xto. de las Aguas ha hecho unos pasos nuevos mayores y de más peso que los anteriormente expresados, y que el del Sr es quasi la mitad más que el de la O, y por este motivo necesitan de cuarenta y cinco mosos para la estazión, los que con efecto se ocuparon en ella este dcho año que es la primera que hace, porque sin dcha gente no se pudieran manejar, y aun con dificultad se exejuta con ellos, por lo grande y pesado de dchos pasos, lo que save por haverlos visto y llevado, y responde
A la quinta pregunta dixo save que los referidos pasos de la expresada Cofradía de el Stmo. Xto. de las Aguas están encerrados en un almacén que está en la calle de Sta. Catalina próximo a Sra Sta Ana, los fquales pasos por los propios mosos se llevaron a la Iglesia para adornarlos, y poner las Imágenes, y hacer la estazión, y después que se acavó el sábado santo por la tarde se llevaron los dchos pasos, por es testigo y otros mosos a el referido almacén, por cuyo trabajo es estilo darle el citado capataz a estos un refresco, lo que save por haver llevado dchos pasos, y haverse hallado presente a lo referido, y responde
A la sexta pregunta dixo save que es estilo convidar a un capataz para que este busque la gente, la proporcione y tenga pronta para la estazión, y va guiando el paso, y de su caudal paga dchos mosos y después le satisface la Hermandad, y busca otro compañero para que guíe el otro paso, por cuya diligencia lleva dos pesos, y que es estilo darse en la estzción tres refrescos de vino a los mosos que llevan el paso, y le consta a el testigo que Dn Joseph del Barco Hermano Mayor de esta Cofradía luego que llegó esta a Sra Sta Ana de su voluntad dio un refresco de medio cuartillo de vino a cada moso en la Taberna del Marmolillo, y pagó quarta y dos medios por no haver querido beber ni el testigo ni otros dos de dchos mosos, lo que save por haver visto ser cierto todo lo referido”.
Apéndice Documental III
Sevilla, 16 de enero de 1762.
Declaración del testigo Andrés de Carmona, vecino de Triana y maestro ensamblador.
Ante el procurador Ignacio de Sañudo de Medina y el notario Jerónimo de Aguilar.
“A las grales. De la ley que le fueron declaradas dixo que no le tocan en manera alguna, y que es de edad de mas de cuarenta años, y responde.
A la segunda pregunta dixo save que en el año passado de setecientos sinquenta y uno hizo estazión la misma Cofradía con dos pasos que se le prestaron el del Stmp. Christo de la Expiración de la Capilla del Patrocinio, y el de María Stma de la Esperanza cita en la Parroquia de Sra Sta Ana, cuyos dos pasos condujeron a la Iglesia dcha de Sr Sn Jacinto el dcho Clemente García y otros mozos, y acavada la estazión volvieron a llevar a el Patrocinio el paso de el Sr y el de la Sra frente a la Yglesia de Sra Sta Ana a un almacén, por cuyo trabajo y el haer conducido los propios pasos en la estazión que hizo aquel año la dcha Cofradía se le dieron trescientos rs vn, y un agasajo que vino a importar quinse rs, lo que save el testigo por haverlo oído decir así a varias personas, y responde
A la tercera pregunta dixo save es cierto que los dos pasos que oy tiene la Cofradía no son del midmo peso que los que llevó prestados en el año de cincuenta y uno, y aunque no es mucha la diferencia que ay, por lo respectivo al paso de el Sr, pesa menos el que llevaron prestado el referido año de cincuenta y uno de el Stmo. Xto. de la Expiración, que el que oy tiene la dcha Cofradía; y por lo tocante a el de la Sra pesa más el que llevaron prestado, que fue el dcho de Ntra Sra de la Esperanza, que el que oy tiene la dcha Cofradía consistiendo la diferencia en el peso, en que el referido de Ntra Sra de la Esperanza tiene cuatro varas de fierro para sostener el Palio que lleva la dcha Sra, y en que tiene forradas las caídas de plata, lo que save el testigo por la inteligencia que tiene y haver hecho los dos pasos que hoy tiene la dcha Cofradía de el Stmo. Xto. de las Aguas, y responde
A la quarta pregunta dixo save como es cierto que generalmente en todas las Cofradías que salen en dcho Barrio de Triana se le dan a los capataces veynte pesos por el trabajo de conducirlos, lo que save el testigo por haverlo visto y ser y passar así y ser público”
Apéndice Documental IV
Sevilla, 9 de julio de 1762.
Auto de provisor por el que se condena a la Hermandad de las Aguas a pagar a Clemente García lo que éste le reclamaba, además de las costas judiciales.
“En la Ciudad de Sevilla a nueve de julio de mil setecientos sesenta y dos el Sr Lycenciado Dn Joseph de Aguilar y Cueto Presbítero de la Sta Iglesia de Córdova, Provisor y Vicario General de esta de Sevilla y su arzobispado, haviendo visto estos autos fechos a pedimento de Clemente garcía vecino de esta ciudad en Triana, capataz de pasos que fue de la Cofradía del santísimo Christo de las Aguas y María Santísima del Mayor Dolor sita en el Convento de Sr Sn Jasinto Orden de Predicadores sobre que dcha Cofradía y Hermandad le de quatrocientos y cinquenta reales vellón por haver conducido los expresados pasos, dijo que sin embargo de lo expuesto a nombre de la referida Hermandad por Juan Clavijo y Juan de Mata, oficiales de Alcalde Primero y Mayordomo de ella, devía mandar y mandó que los susodichos cumplan con lo que está mandado entregándosele a dcho Clemente García la cantidad de los cinquenta rs que están consignados y satisfaciéndole los dchos oficiales los ciento y cinquenta rs restantes al cumplimiento de los quatrocientos y cinquenta rs que ha pedido, y el importe de las costas que se le han causado, los que se hasen por el oficio, y que hagan el referido pago dentro de segundo día, y caso de apercibimiento de que se procediera contra ellos como corresponda (siguen fórmulas)”
Editado por “El Boletín de las Cofradías de Sevilla” en su número 513 correspondiente al mes de Noviembre del año 2001.