La cerámica es un arte tan arraigado en nuestra tierra que es normal que a través de los tiempos se haya vinculado con nuestras hermandades y cofradias. En primer lugar en forma de encargos de retablos cerámicos representando a los titulares de cada una de ellas como elemento devocional y de exorno en las fachadas de nuestros templos y viviendas.
Una manifestación tan plástica como la semana santa, sus procesiones y todo lo que las rodea es lógico que fuera un motivo de inspiración para los ceramistas.