Soy hermano desde el uno de enero de 1962, según consta en la base de datos de la Hermandad; aunque la realidad es que los soy desde el año 1956. Mi ficha de inscripción no aparece por lado alguno pues, al parecer, fui dado de baja indebidamente en 1960 cuando nos trasladamos a vivir a Madrid.
Mi familia no tuvo vínculo alguno con la Hermandad hasta 1955 en que mi padre se hizo hermano de la misma a requerimiento de Doña Leocadia Lebrato, madre de Luis Lima, vecina de la calle Imperial, quien le habló de las necesidades que estaba pasando la Hermandad que entonces estaba ubicada en la cercana Iglesia de Santiago.
Desde el año 1955 y hasta 1957 visitaba frecuentemente la Hermandad, en compañía de mis padres, en la Iglesia de Santiago. Desde 1957 y hasta 1960 lo hacía en la Iglesia de San Bartolomé, en cuyos bancos hice muchas veces los deberes y me sirvieron, también, de cama improvisada pues la estancia de mis padres se prolongaba hasta altas horas, sobretodo en Cuaresma. Con posterioridad y como consecuencia del traslado de la familia a Madrid, volvía todos los Lunes Santo para salir de nazareno, salvo el periodo 1988 a 1990 en que residí en Sevilla y llegué a formar parte durante unos meses de la Junta de Gobierno, como Consiliario de Nuestra Señora del Rosario. Al fijar mi residencia en Sevilla en el 2002, mi asistencia a la Capilla y mi participación en la vida de la Hermandad se convirtió en bastante asidua y no digamos en el periodo 2006/2010, en que fui Hermano Mayor, en que mi participación fue casi diaria.
Creo que, gracias a Dios, estoy bien; aunque siempre con la espada de Damocles encima a causa de mi deteriorado sistema vascular, que me tiene siempre preocupado.
La idea de presentarme a Hermano Mayor surge de D. Pedro Collado de la Torre, quien en junio de 2006 me ofrece la posibilidad de presentarme al Cabildo de Elecciones, que habría de celebrarse en noviembre de aquel año, encabezando una candidatura que estaba pergeñando en aquellos momentos. Acepté la oferta después de meditarlo mucho y como medio de prestar un servicio a la Santa Madre Iglesia y a la Hermandad.
La Junta de Gobierno ya la tenía prácticamente montada Pedro Collado y yo solo elegí a tres de los miembros de la misma, D. José Mª Cruz Rodríguez, que había sido miembro de la Junta de Gobierno con mi padre de Hermano Mayor, D.ª Maribel Sánchez Martínez y D. Rafael García Breval; aunque hablé con todos y cada uno de ellos y los confirmé como miembros de la candidatura.
Por cierto, que D. Pedro Collado de la Torre, cuando la candidatura ya estaba completada, me comunicó su deseo de no formar parte de la misma; a lo que me negué y exigí, como condición sine qua non, que se presentara como Teniente de Hermano Mayor.
Pues si, hubo diez bajas a lo largo del mandato; pero dos de ellas, D. Gregorio Gil Benítez y D. José Mª Cruz Rodríguez, lo fueron, desgraciadamente, por fallecimiento; otras dos, D.ª Mª Isabel Sánchez Rodríguez y D. Pedro Luís Muñoz Maya, lo hicieron por razones de salud que les impedían asistir a los Cabildos de Oficiales y D. Francisco de A. García Luna, cesó cautelarmente a petición propia.
D. Rafael Montaño Arroyo, D. Juan Antonio Fernández Toledo y D. Rafael García Breval, lo hicieron por no estar conformes con la línea de dirección que trataba de imponer como Hermano Mayor; D. Isaac Ortega Tejera, lo hizo por la desunión que había entre los miembros de la Junta de Gobierno y D. Carlos Ríos Nieto, dimitió por el desencuentro que mantenía con varios miembros de la Junta de Gobierno.
Razones de salud, primordialmente, y de edad, tengo 62 años, me hicieron llegar a la conclusión de que lo conveniente era no presentarse de nuevo.
En lo material quedó, solamente, por hacer una nueva aureola para Nuestra Señora del Rosario.
En lo espiritual quedó mucho por hacerse; sobretodo, no se consiguió la unión de los hermanos en el proyecto común que debería haber sido la HERMANDAD, con mayúsculas. Pesó más sobre algunos hermanos, las personas que la Institución, cuando no debía haber sido así; pues las personas pasamos y la Hermandad es la que permanece a lo largo del tiempo como demuestran nuestros 262 años de existencia.
Fueron cuatro años muy duros, por lo que supuso de ruptura con la deriva que la Hermandad llevaba, en los que no conseguimos llegar a ser una comunidad de fieles que quería vivir la verdad del Evangelio, por encima de todo, como a mi me hubiera gustado.
La sensación que me queda después de haber sido Hermano Mayor es distinta a la que tenía con anterioridad; ante era más romántica, más religiosa, más…
Después de haber sido Hermano Mayor me queda una sensación distinta, más de fiesta y tradición que de religiosidad, conforme a lo vivido y visto durante estos cuatro años, no solo en nuestra Hermandad, si no también en el Consejo General de Hermandades y Cofradías y en las Hermandades del Lunes Santo.
En cualquier caso, tengo muy claro que en nuestra Semana Santa se rememora la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y que ello debería tener, fundamentalmente, un valor catequético que debería prevalecer sobre el ambiente de fiesta, tradición o enorme negocio en que se ha convertido a la Semana Santa.
¿Qué Junta de Gobierno era la oficialista, la de D. Antonio Arrondo o D. Pedro Collado?
Yo diría que la oficialista era la de D. Pedro Collado de la Torre pues contaba con ocho candidatos que eran o habían sido miembros de la Junta de Gobierno cuyo mandato finalizaba, frente a los cinco miembros de Junta que la candidatura de D. Antonio Arrondo, presentaba.
¿Cómo ve después de un año de mandato de esta nueva junta, las decisiones tomadas y la vida de la hermandad?
A la Junta de Gobierno la veo muy bien; muy cualificada y con grandes deseos de hacer las cosas bien; unida en torno a su Hermano Mayor y pensando siempre en HERMANDAD.
Calificaría su actuación, hasta la fecha, de sobresaliente, pues son muchas las iniciativas tomadas, y acertadas según mi criterio, en todos los órdenes.
Respecto a las decisiones tomadas me parecen muy bien y lo único que respetuosamente no comparto, aunque la tenga que acatar, fue la decisión de cesar al capataz del paso de palio, D. Salvador Perales, en la forma en que se hizo; creo que se le debió dar la oportunidad, por lo menos, de despedirse de nuestra titular, con su cuadrilla, el Lunes Santo de 2011, con ello hubiéramos correspondido, en una mínima parte, a los enormes servicios que D. Salvador Perales Marco prestó a nuestra Hermandad durante tantos y tantos años. Creo que la Hermandad tiene con él una deuda de gratitud.
Ahora volvemos a tener casa de Hermandad, ¿como lo valoras después de la experiencia fallida de la casa de calle Jimios?
La valoro muy positivamente y espero que la respuesta de los hermanos esté en consonancia con el esfuerzo que la Hermandad va a hacer. Tener una Casa Hermandad es un gran logro, por todo lo que ello significa, y confío que sea la casa de todos los hermanos de Las Aguas y no solo de unos pocos.
¿Qué futuro le ve a la Hermandad de Las Aguas y a esta nueva Junta de Gobierno desde el día de hoy?
Creo que el futuro de la Hermandad es más que prometedor; veo a gran número de jóvenes en nuestra Capilla, así como muchos niños chicos; hay meditación los lunes por la tarde, vuelve la catequesis para las confirmaciones…
Parece como si la presencia de Dios Nuestro Señor sea mayor y más relevante que los mantos, músicas, pasos y coronas, aunque nos queda mucho camino por recorrer, pues todavía es escasa la afluencia a la Santa Misa y otros cultos internos.
¿Que proyectos tienes de futuro en relación con la Hermandad?
Me gustaría ser útil a mi Hermandad a la que daré todo mi apoyo sea la que sea la Junta de Oficiales que la gobierne. De forma más específica, quisiera que se constituyera el Consejo Asesor del Cabildo de Oficiales, al que se refieren nuestra REGLA 74ª y el artículo 60º de nuestro Reglamento, para de esa forma colaborar de forma ordenada con nuestra Hermandad.
En mis planes de futuro, no entra el volver a presentarme a Cabildo de Elecciones, ni encabezando una lista ni aspirando a cargo de Oficial alguno.
Vicente en esta última pregunta te la dejamos abiertas por si ¿quieres añadir o expresar algo a los hermanos de Las Aguas?
Agradezco la invitación que se me hace y no quiero desaprovechar la oportunidad de decir que si presenté un ruego en el Cabildo General de Cuentas último para que se estudiara y propusiera al Cabildo General el nombramiento de D. Pedro Collado de la Torre como Hermano Mayor de Honor, lo hice desde el convencimiento de que, con sus luces y sombras, D. Pedro Collado de la Torre ha prestado enormes servicios a nuestra Hermandad, desde 1968, en los más diversos cargos.
Que considero que su labor, con sus luces y sombras, insisto, es impagable; que su actuación estuvo dirigida siempre por la creencia de que era lo mejor para la Hermandad y que me gustaría que tuviera el reconocimiento que pedí y que no ocurra como con otros grandes Hermanos Mayores, de los que apenas hoy queda recuerdo alguno, cuando prestaron grandísimos servicios a nuestra Hermandad como es el caso de D. José Cía a quien tanto debemos por su lucha para conseguir que nuestra Hermandad tenga hoy su sede canónica en la Capilla de Nuestra Señora del Rosario.
Y me despido con un ruego a los hermanos de Las Aguas: olvidémonos del pasado, hagamos una piña con nuestra Junta de Gobierno y velemos por nuestra Hermandad.
Pues querido Vicente desde Blogmorado le damos las gracias por la entrevista realizada y por su buena labor realizada al frente de la Hermandad de Las Aguas.